Valladolid es la segunda ciudad en importancia de la península del Yucatán y la más antigua del estado.
«Pueblo mágico» de gran atractivo turístico que sorprende al viajero con sus hermosas construcciones coloniales, con sus coloridas casonas, sus cenotes y sus exquisitos trabajos artesanales de notable tradición colonial y prehispánica.
Es la cabecera municipal del municipio del mismo nombre y se encuentra al oriente del estado ocupando una superficie total de 1081 kilómetros.
Se la denomina «La Perla del Oriente» y goza de la proximidad de importantes zonas arqueológicas de la cultura maya, como son Chichén Itzá, Ek Balam y Cobá.
La ciudad fue fundada el 28 de mayo de 1543 por Francisco De Montejo, «El sobrino» y se la denominó Valladolid como homenaje a la ciudad española del mismo nombre.
Antiguamente estuvo situada en un lugar conocido como Chanac Há, formaba parte de un cacicazgo maya y estaba habitada por los Cupules (Kupul es el nombre maya de los pobladores en la conquista del Yucatán). A la llegada de los españoles los terrenos se dividieron en encomiendas y se puso la ciudad bajo la advocación de la Virgen de los Remedios y el patronazgo de San Servacio ó Gervasio.
Debido a una epidemia de fiebre amarilla la ciudad se trasladó a las ruinas de un asentamiento maya llamado Zaci, que en maya significa «gavilán blanco».
En el siglo XIX se establecieron en Valladolid la primera fábrica de hilos y tejidos de México y fue llamada «la aurora de la industria yucateca».
En 1848 la ciudad fue tomada por indígenas mayas sublevados durante la Guerra de las Castas desalojando a la población blanca y muchos mestizos; aunque fue recuperada después, no dejó de sufrir acoso durante muchos años mientras perduró el conflicto bélico entre las etnias y el Yucatán.
El 10 de mayo de 1910 fue la ciudad donde tuvo lugar «La Primera chispa de la Revolución Mexicana»y en la ciudad de Dzelkoop se firmó el «Plan de Valladolid», en el que se invitaba a la población a levantarse en contra de la dictadura del país. Como consecuencia de esto el 4 de junio del mismo año se dio un movimiento revolucionario que culminaría meses después con la caída del gobierno del general Porfirio Diaz.
Aunque ya en 2010 contaba con una población de 74.217 habitantes, Valladolid sigue siendo un lugar entrañable y tranquilo en el que todavía podemos encontrar mujeres con traje típico de la zona: el sencillo «hipil», con bordados que resaltan el corte cuadrado del cuello y el borde del vestido, cubiertas con un rebozo para protegerse del sol.
Los hombres acostumbran vestir pantalón blanco de corte recto, sombreros de «jipijapa», camisa filipina de fina malla, alpargatas y el tradicional «paliacate» (pañuelo rojo)indispensable para bailar la jarana.
Para celebrar las fiestas principales y en las «vaquerías» las mujeres se engalanan con un «terno» de finas telas de encajes y bordados hechos a mano a punto de cruz que complementan con aretes, largas cadenas de oro, rosario de filigrana o coral y rebozo de Santa María.
En el apartado gastronómico, una variedad de «antojitos yucatecos» como los salbutes, panuchos, chachacuas, papadzules y tamales de maiz con pollo, puerco y venado se presentan como una grata sorpresa para el visitante.
Los dulces tradicionales que se elaboran son los buñuelos a base de yuca con miel, camote con coco en almíbar, calabaza melada, mazapán, cocoyol, arepas, tejocotes en almíbar y dulce de ciricote.
Para «tomar», como allí le dicen al acto de beber, bebidas típicas del sitio son el balché, horchata, pozole con coco, xtabentun, atole de maíz nuevo y bebida de anís.
En Valladolid se producen numerosas artesanías, entre las que destacan la confección de ropas bordadas, encajes y guayaberas para la indumentaria típica, así como joyería de oro, hamacas, talabartería y tallado de piedra.
El sector turístico en Valladolid representa una importante actividad económica para la ciudad y la región por todo lo anteriormente descrito y por los lugares de interés con los que cuenta.
La propuesta turística vallisoletana está representada, entre otros, por los siguientes lugares:
- La coqueta plaza principal Francisco Cantón Rosado se erige como centro neurálgico de la ciudad, con su fuente-monumento a «la mestiza» vallisoletana y sus bancos de «a dos» que son una auténtica delicia para los enamorados.
- El Templo de San Servacio, ubicado junto a la plaza, tras una remodelación por una historia sangrienta, conserva el pórtico de la fachada principal con las esculturas de San Pedro y San Pablo.
- El Palacio Municipal, del siglo XVI, fue reestructurado en 1806 y es una copia de la Casa Real de Santo Domingo, en la República Dominicana.
- La Casa de los Venados es una gran casa-museo privada colonial que alberga más de trescientas piezas de arte.
- El Centro Artesanal Zaci alberga el trabajo de artesanos que mantienen en sus creaciones las técnicas de la época prehispánica.
- En el Bazar Municipal podemos encontrar las típicas sandalias indígenas llamadas huaraches, piezas de oro hechas a mano,sombreros de pluma y tapetes de henequen.
Con todo lo expuesto, amigos viajeros, creo que sobran razones para visitar e impregnarse «en primera mano» del encanto añejo y la solera de esta ciudad, Valladolid.
